Capítulo 31.
La detective Roseanne revisaba los informes en su oficina cuando Hoseok entró.
—¿Dónde están tus modales, Hoseok? —bromeó sin ver a su compañero.
—Roseanne, encontré algo.
El tono serio en su voz hizo que la detective dejara de leer los informes y alzara la vista para verlo.
—¿Qué encontraste? —inquirió mientras Jung se acercaba al escritorio.
—¿Recuerdas que me pediste que investigara los lugares y las personas con las que se reunió el director Jeon? —ella asintió así que él prosiguió—. Bueno, tras seguir su ruta el último lugar que visitó fue el barrio del trébol.
La detective Roseanne alzó las cejas y sus ojos se abrieron más de lo normal en señal de sorpresa, no era por nada pero el barrio del trébol era conocido por ser uno de los más peligrosos y marginados de la ciudad. Incluso que la policía entrara era difícil por lo cual la tasa de crímenes aumentaba en su barrio.
—¿Pero qué podría estar haciendo un hombre como él ahí, en un barrio donde sólo hay criminales?
—No lo sé a ciencia cierta, pero tienes que ver esto.
Hoseok le dejó sobre la superficie del escritorio una carpeta. Roseanne abrió la carpeta y observó las imágenes.
—¿Qué hay en ese edificio?
—No es qué hay, sino quién —dijo Hoseok, yacía sentado en la esquina del escritorio—. La persona que maneja ese edificio es un prestamista bastante conocido en esa zona, pero no precisamente por un ser un buen civil —comentó.
—¿De quién se trata?
—Lucius Santana.
—¿Lucius Santana? —repitió ella, incrédula.
Su mente comenzó a procesar lo que eso significaba. Lucius Santana era una sombra en el mundo criminal, un nombre que había surgido en varias investigaciones relacionadas con crimen organizado, tráfico de influencias y desapariciones de muchas personas pero siempre había sido imposible de atraparlo.
—Sí —contestó Hoseok con la mirada fija en Roseanne y viceversa—. La policía ha estado detrás de él por años, pero nunca hemos tenido pruebas suficientes para atraparlo.
Roseanne se quedó en silencio por un momento, asimilando la información.
—Esto cambia todo —murmuró finalmente, más para sí misma que para Hoseok.
—Lo sé, todas las sospechas e investigaciones estaban sobre Jeon Hyuwon, el posible autor señalado por el señor Hongseok, pero con esto se introduce a otro sospechoso más.
Roseanne se levantó lentamente de la silla, sabía que Lucius no solo era inteligente, sino que tenía una capacidad casi sobrehumana para mantenerse fuera del radar.
—¿Qué haremos ahora?
—Tenemos que ser cuidadosos. Si Lucius está involucrado, eso podría significar que estamos lidiando con algo mucho más grande de lo que pensábamos —dijo Roseanne, su voz firme pero con un tono que reflejaba la gravedad de la situación.
Hoseok asintió, consciente de la complejidad de lo que estaban enfrentando. Habían estado tras Lucius durante tanto tiempo, y ahora que su nombre volvía a surgir, no podían darse el lujo de fallar.
—Intenta averiguar si existe una posible relación entre Lucius y Jungkook. Encárgate de eso —ordenó Roseanne.
—¿Y qué haremos con el primer sospechoso?
—También investígalo, aunque Lucius haya aparecido no podemos descartar la posibilidad de que Hyuwon sea sospechoso. Debemos ser cuidadosos y no pasar cada detalle.
Justo entonces, la puerta de la oficina se abrió y Seokjin, el mejor amigo de Jungkook, entró visiblemente preocupado.
—Señor Kim —dijo con sorpresa, pues ya habían obtenido su declaración unos días atrás.
—Lamento interrumpir pero la señorita de afuera dijo que podía pasar.
—No se preocupe —dijo ella—. ¿A qué se debe su visita?
—Es que necesito hablar con usted —dijo Seokjin, su voz cargada de urgencia—. Es sobre Jungkook.
Hoseok y Roseanne se vieron durante un instante luego antes voltear a verlo. La detective le indicó que se sentara y Hoseok al lado de su compañera.
—¿Qué es? —preguntó Roseanne.
—Es que unos días antes de la boda, Jungkook fue a ver a un prestamista y lo obligó a dejar a Jimin en paz —dijo Kim, con una expresión sombría.
—¿Cómo que a dejarlo en paz? —habló Hoseok.
—Jungkook me dijo que Jimin tenía una deuda con el prestamista al que fuimos a ver, me contó que sus sabuesos lo estaban hostigando. Así que él pagó la deuda que tenía con el prestamista, pero luego de pensar mucho quizás es posible que se haya ganado el rencor de ese prestamista.
Roseanne frunció el ceño, procesando la información.
—¿Quién era ese prestamista? —preguntó, buscando entender más.
—No sé si sea su nombre real pero era Lucius —les hizo saber.
Roseanne asintió lentamente, dándose cuenta de que esta nueva información agrandaba las sospechas hacia el prestamista. Si Jungkook había hecho enemigos al saldar la deuda de Jimin, tenía sentido que el prestamista pudiera tener motivos para vengarse. Pero ahora tenía una pregunta más, Hyuwon le había advertido sobre que Jimin estaba involucrado con personas peligrosas, entonces su pregunta era:
¿Se refería a Lucius o estaba diciendo algo de más?
Si recordaba lo anterior ocurrido, la reacción de Jimin al saber sobre el envenenamiento fue sospechoso y ahora el prestamista al que debía es el sospechoso principal de tal acto. ¿Pero entonces cómo Hyuwon sabía sobre eso?
—Algo no me cuadra —dijo de manera casi inaudible.
—¿Por qué no dijo nada cuando tomamos su declaración?
—Es que le prometí a Jungkook que no diría nada, no quería que Jimin se enterara de que había pagado la deuda.
—¿Por qué? —cuestionó Roseanne.
—Pensaba que podría molestarse al interferir en sus asuntos, creo que Jimin es alguien que no le pide nada a nadie y siempre resuelve sus problemas por su cuenta.
✧✦✧
Jimin estaba en su habitación, la pequeña Ayla dormía tranquilamente en su cuna. La tranquilidad en el ambiente contrastaba con la inquietud que sentía. Había estado buscando un documento importante que necesitaba para reactivar el seguro médico, el cual proporcionaba la insulina vital para su diabetes. Revolvía papeles, carpetas y cajones en busca de lo que necesitaba cuando, de repente, un sobre llamó su atención.
Era algo que no recordaba haber visto antes.
Frunció el ceño y al abrirlo encontró dentro una serie de documentos. Su mirada recorrió cada palabra y, a medida que leía, sintió que el aire abandonaba sus pulmones. Su corazón empezó a latir rápidamente y un sudor frío recorrió su frente.
Entre esos papeles había una receta médica que indicaba que él había comprado warfarina y un contrato que lo vinculaba directamente con Lucius Santana, el prestamista. Según esos documentos, él había ordenado el envenenamiento de Jungkook.
Jimin soltó los papeles, que cayeron al suelo, y dio un paso atrás, como si con eso pudiera alejarse de la realidad que lo golpeaba.
—¿Qué es esto? —murmuró, sintiendo el pánico creciendo dentro de él.
Se llevó las manos al rostro, tratando de calmarse, pero la desesperación era casi abrumadora. De repente, escuchó a Ayla llorar en su cuna, lo que lo devolvió a la realidad.
Se acercó a la cuna que yacía al lado de su cama, con sus manos temblando ligeramente la sacó de ahí y la recostó en sus brazos, empezó arrullarla para que dejase de llorar pero lo hacía torpemente pues sentía que todo su cuerpo temblaba.
Negó con la cabeza, tenía que calmarse por ella, no podía permitir que el miedo se apoderara de él. Respiró hondo y poco a poco comenzó a tranquilizarse, Ayla también se calmó y se quedó dormida nuevamente.
La mente de Jimin empezó a ser un completo desastre lleno de preguntas que trababa de responder. Algunas de ellas eran:
¿Por qué estaban esos documentos en su casa?
¿Quién los había puesto allí?
¿Quién quería incriminarlo en el envenenamiento de Jungkook?
Entonces, luego de unos momentos mientras miraba los papeles en el suelo la respuesta llegó a su mente
—Jeon Hyuwon —dijo en voz baja.
Sólo él tendría la motivación y quizás los recursos para tenderle una trampa tan elaborada como esa, porque en definitiva esos documentos y su propia firma estaban tan bien elaborados que parecían tan reales.
Si esas pruebas llegaban a manos de la policía, temía que no habría forma de que pudiera defenderse. Estaban tan bien hechas que cualquiera lo consideraría culpable. Sin embargo, había algo más que no cuadraba.
¿Por qué Hyuwon le tendería una trampa, qué ganaría con involucrarlo?
—Quizás quiere que yo sea el blanco de investigación de la policía —dijo—, y eso quiere decir que las sospechas están sobre él —si era así entonces no tenía duda de que Hyuwon tenía algo que ver con el envenenamiento de Jungkook.
Pero había algo más...
¿Por qué el contrato mencionaba al prestamista?
De haber sido Hyuwon, ¿cómo sabía sobre su deuda con Lucius?
¿Por qué razón también quiere culparlo a él?
—¿Acaso están relacionados? —se preguntó.
Las incógnitas se acumulaban más y más en su mente, pero de una cosa estaba seguro: no podía dejar que Hyuwon se saliera con la suya si estaba detrás de esas pruebas falsas porque
si lo arrestaban...
¿Quién cuidaría de Ayla?
¿Cómo protegería a Jungkook si algo
más sucedía?
—No puedo permitirlo —murmuró, totalmente decidido a investigar.
✧✦✧
Roseanne estaba sentada en su oficina, revisando unos papeles. La puerta se abrió y Hoseok entró con un semblante serio y llevando consigo un sobre en la mano.
—¿Encontraste algo?
Hoseok suspiró y se sentó frente a ella.
—No mucho, la verdad. Estuve investigando durante días los registros de Hyuwon, pero no hay nada que lo relacione directamente con Lucius. No existe ningún negocio o conexión oficial entre ellos.
—¿Ni siquiera alguna transacción sospechosa, alguna reunión fuera de lo común?
Hoseok negó con la cabeza.
—Nada. Es como si se asegurara de mantener su expediente limpio. Su historial penal está impecable, no hay nada que indique que alguna vez faltó a la ley.
Roseanne se quedó pensativa, tamborileando los dedos sobre el escritorio.
—¿Y sobre Park? ¿Encontraste algo extraño en su historial?
Hoseok abrió el sobre que llevaba consigo sacando unos documentos.
—Solo una cosa... la deuda considerable que tenía con Santana. Pero, fuera de eso, no hay nada que lo vincule a actividades ilegales.
—Eso podría ser algo.
—Podría explicarse fácilmente por cualquier tipo de necesidad financiera que tuviera y que lo llevó a pedir prestado. Pero aparte de eso, Jimin parece estar limpio, tanto legalmente como en su vida personal.
Roseanne se recostó en su silla, pensativa.
—Hmm... No sé porqué, pero algo no me cuadra.
—Es cierto, hay varias incógnitas.
—Esos dos tienen que estar conectados de alguna forma —comentó.
—¿A quiénes te refieres exactamente?
—Hyuwon y Lucius, sinceramente son a quienes realmente tengo en la mira —aunque no tenía pruebas su sexto sentido le decía que esos dos estaban relacionados.
—Tal vez —él también lo creía—, pero si están conectados lo están haciendo de una manera que es casi imposible de rastrear.
Roseanne asintió lentamente, su mirada se tornaba más sería mientras seguía pensando en las posibles conexiones entre ellos. Sabe que algo raro está ocurriendo, pero aún no logra descifrar qué es.
—No podemos dejar que esto se nos escape. Sigue investigando, Hoseok. Hay algo ahí, lo sé.
—No te preocupes, seguiré buscando.
—Por cierto, ¿no ha sucedido nada en el hospital?
—Por ahora no ha pasado nada que lo ponga en peligro, pero los guardias siguen muy atentos y mantienen vigilado el perímetro.
—¿Y sobre su condición?
—Ya van más de once días en coma, pero los doctores no saben cuando despertará, puede ser en cualquier momento o nunca —informó.
✧✦✧
La luz del sol se filtraba a través de las cortinas del hospital, iluminando suavemente la habitación. El doctor Lee realizaba el chequeo diario, como había hecho cada mañana desde que Jungkook está en coma.
Mientras tomaba notas en su tablet, un movimiento leve, que apenas logró ver de reojo, en la cama captó su atención, dejó la tablet sobre el carrito de metal y se acercó a la cama.
—Jungkook... ¿puedes oírme? —le habló mientras veía como movía ligeramente la cabeza hacia un lado.
El ojiverde abrió lentamente los ojos, parpadeando mientras intentaba enfocar su vista. Su mente estaba confusa y el dolor de cabeza que sentía era casi insoportable que lo hacía volver a cerrar los ojos.
Jungkook abrió los ojos nuevamente, con lentitud, y observó a su alrededor, reconociendo la familiaridad del entorno pero sin poder comprender porqué se encontraba ahí.
—Dónde... ¿dónde estoy? —dijo débil, su boca estaba seca y le costaba un poco hablar, sentía como si hubiera dejado de hacerlo durante mucho tiempo y eso de cierta forma lo preocupaba.
—Estás en el hospital —dijo con un tono tranquilizador en su voz—. Te hemos estado monitorizando mientras estabas en coma.
«¿En coma?» repitió Jungkook en su mente.
—Es una buena señal que hayas despertado. Voy a hacerte algunas preguntas para asegurarme de que todo esté bien.
El doctor comenzó a realizarle una serie de pruebas mientras Jungkook intentaba enfocarse y comprender la situación. Lee tomó una pequeña linterna y le pidió a Jungkook que siguiera el movimiento con los ojos.
—¿Puedes seguir la luz? —inquirió mientras movía la linterna.
—Sí, lo estoy intentando —dijo con algo de dificultad.
El doctor sonrió levemente y luego le pidió a Jungkook que moviera los dedos de las manos y de los pies para comprobar sus capacidades motrices.
—¿Puedes hacerlo?
El ojiverde movió los dedos lentamente mientras que el doctor Lee mantenía todo su enfoque en ellos, Chan asintió para si mismo y luego tomó un bolígrafo y le ordenó a Jungkook que siguiera el movimiento con la vista, preguntándole sobre la fecha y el lugar para evaluar su orientación.
—¿Puedes decirme el último día que recuerdas?
Jungkook lo pensó un momento.
—Sábado.
El doctor Lee sonrió.
—¿Puedes decirme el nombre del hospital?
—No estoy seguro... ¿es el hospital universitario?
Lee asintió.
—Es correcto, todo parece estar en orden.
—¿Puedes decirme por qué estoy aquí, tuve un accidente o algo parecido?
—¿No recuerdas lo que te pasó?
Jungkook negó levemente, lo único que podía recordar era estar en el salón festejando su boda y estar bailando con Jimin, pero hasta ahí.
—Voy a examinar tu reflejo para asegurarme de que no haya problemas neurológicos —el doctor utilizó un martillo de reflejos para comprobar las respuestas motrices de Jungkook—. Los reflejos están funcionando bien —dijo tras finalizar—, voy a hacerte un último chequeo para confirmar que todo esté bien.
Después de completar las pruebas, el doctor miró a su amigo con una expresión tranquilizadora.
—Parece que tus capacidades cognitivas y motrices están intactas, eso es impresionante dado lo que ocurrió.
—¿Podrías contestar mi pregunta?
Chan bajó la mirada, ¿estaría bien que le contara todo cuando recién despertaba?
—¿Qué pasó? ¿Es difícil de explicar?
El doctor negó con la cabeza.
—Bien, te explicaré —merecía saberlo—. Fuiste envenenado en tu boda, al parecer te inyectaron warfarina, es un anticoagulante. Logramos salvarte, pero estuviste en coma desde hace once días.
Jungkook escuchó en silencio, sus ojos reflejando una mezcla de sorpresa y confusión. Sin embargo, en lugar de alarmarse o mostrar una reacción fuerte, su respuesta fue sorprendentemente pasiva.
—¿Envenenado?
—La policía ya está investigando, Jungkook. Ahora lo importante es que te concentres en tu recuperación. Muchos estarán felices de saber que despertaste, en especial Jimin.
Jungkook sonrió al escuchar el nombre de Jimin y asintió lentamente, aún asimilando la información.
✧✦✧
Jimin estaba escondido detrás de un poste, observando hacia el edificio del prestamista, creía que ahí podría obtener respuestas sobre el envenenamiento de su amado.
—Hace tanto tiempo que no venía aquí —comentó, la última vez que estuvo ahí no le fue nada bien.
Aún recordaba la manera en que lo golpearon, pero negó con la cabeza alejando esos recuerdos. No eran necesarios ahora, observó la hora en su teléfono. Desde hace media hora que espera a su mejor amigo, sí, le pidió a Taehyung que lo acompañara.
—¿Dónde se metió ese rubio tonto?
—¿A quién le dices tonto?
Jimin volteó a ver hacia un lado y se encontró con un Taehyung usando una peluca, lo que rápidamente llamó su atención e hizo que ignorara su reclamo.
—Taehyung... ¿por qué demonios estás usando una peluca? —dijo mirándolo de arriba hacia abajo, toda su ropa era negra, parecía que se infiltraría en una fiesta de disfraces.
El rubio sonrió orgullosos mientras se acomodaba la peluca, el corte de esta era en forma de honguito sin flequillo, le llegaba un poco abajo de la oreja y el tono de cabello era negro.
—Es para no llamar la atención. ¿No has oído hablar del arte del disfraz? Además, no quiero que me reconozcan. La seguridad ante todo mi querido amigo.
—Para ser sincero, esa peluca es lo menos discreto que he visto en mi vida y... —señaló su ropa con la palma de su mano extendida—, esa ropa no te hace menos llamativo.
—Bueno, perdón por querer proteger mi identidad —dijo con sus manos en su cintura—. Al menos me esforcé en disfrazarme. Tú viniste tal cual, como si esto fuera un paseo por el parque.
—Bueno... —lo que su amigo decía era verdad, no sería un paseo en el parque. Ambos intentarían entrar al edificio y todos ahí lo conocían.
Taehyung se cruzó de brazos, aún con una expresión ofendida en su rostro.
—No pensé que necesitáramos disfraces pero creo que no era tan mala idea
—¿Ves que no es mala idea?
—No, pero me alegra no haber venido así —se burló, tocando el cabello falso, y es que aunque no quisiera Taehyung se veía gracioso con esa peluca al estilo Edna moda.
Unos segundos después ambos notaron que una mujer se dirigía a la entrada del edificio. Jimin pareció reconocerla pero no estaba seguro, no hasta que la chica volteó a ver hacia atrás y entonces pudo ver su rostro a más detalle. Se quedó boquiabierto, era la misma chica que vio salir del salón antes del colapso de Jungkook.
—Taehyung, ¿ves a esa mujer? —inquirió con urgencia pero sin esperar respuesta—. No te lo dije antes pero es la misma que vi el día en que Jungkook colapsó, justo cuando todos estaban en pánico la vi salir y también fue a la pastelería un día antes de la boda
—¡¿Qué?! ¡¿Y por qué no me dijiste nada?!
—Es que no me acordaba de eso, no hasta ahora que la ví.
—¿Es la rubia de tacones altos? —quería verla.
Jimin asintió.
—Pero recuerdo haberla visto con el cabello negro, corto hasta los hombros y con flequillo. No rubia.
—Podría ser una peluca.
Los dos observando con cautela, detrás de ese poste que afortunadamente los cubría a ambos, la chica entró finalmente al edificio.
—¿Crees que tiene algo que ver con esto?
—No lo sé, pero es demasiada coincidencia. Hay que seguirla y entrar sin que nos noten.
—¿Seguro? —se acomodó la peluca—. Porque si me ven con esto, no van a olvidar mi cara.
—No te preocupes, con esa peluca, ni yo te reconocería.
—Es que soy muy hermoso para que olviden mi cara.
—No te preocupes por eso.
—Bueno.
Ambos se apresuraron a acercarse más a la entrada del edificio y la tensión entre ellos disminuía ligeramente por la absurda apariencia de Taehyung.
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